domingo, 16 de diciembre de 2007

SANIDAD PARA EL CORAZÓN QUEBRANTADO - Las emociones dañadas (continuación)

2) EMOCIONES - HERIDA

Otra de las áreas afectadas por el pecado y las heridas son las emociones. Podríamos definirlas como el área sensible de nuestro corazón, donde están nuestros sentimientos. Así como en el área de la mente es el engaño el que causa estragos, en el área de las emociones es la HERIDA EMOCIONAL.
La herida produce inicialmente rechazo en el corazón de la persona. Entre todas las heridas interiores, el rechazo es una de las más profundas y también la más común. El rechazo resulta de la negación del amor. Cuando se es amado, se recibe aprobación y aceptación. Lo contrario a eso es el rechazo, que se manifiesta en: negar, repeler, rehusar, desairar, rehuir, despreciar, ignorar, descuidar, evitar, aborrecer y desaprobar.
Todos necesitamos amor. El amor es indispensable para que la persona crezca sana y saludable. El amor es para nosotros como la luz del sol y el agua son para una planta que está en crecimiento. Todo aquél que cree que no necesita amor de los demás está auto-engañado.
El rechazo causa heridas al “yo”. Cuando el “yo” se hiere se pueden originar muchas anormalidades en la personalidad, pues se vuelve peculiar e inestable en su comportamiento, actitudes y opiniones. Además, frecuentemente resultan enfermedades físicas como consecuencia del estrés emocional producido por el rechazo.

EL REINO DE AMOR
“DIOS ES AMOR”… (1 Juan 4:16) Y su reino es un reino de amor. La Biblia afirma de Dios que “ÉL nos amó primero” (4:19). Cuando Dios alcanzó al hombre en la redención, llegó en amor (Juan 3:16) y además “mostró su amor” para con nosotros al enviar a su Hijo (Rom 5:8).
Satanás odia el amor y se opone a Dios que es Amor. Él quiere destruir el amor porque no puede obrar en medio de un ambiente de amor, ya que es contrario a su naturaleza (Juan 8: 42-44).
El amor impide a Satanás afectar nuestras relaciones. Es por eso que la Palabra de Dios exhorta a los esposos a amar a sus esposas, a las esposas a amar a sus maridos, a los padres a amar a sus hijos y a los cristianos a amarse unos a otros. El amor derrota a las tinieblas, pero el rechazo abre las puertas para que el enemigo realice sus estrategias malignas.

DÉFICIT DE AMOR (carencia de amor)

El propósito de Dios era que el hombre y la mujer unidos en matrimonio formaran una familia. Esta familia, amparada por el compromiso del matrimonio que es un pacto ante Dios y los hombres, sería el contexto apropiado y seguro para el nacimiento de los hijos.

Parte de la voluntad de Dios para nosotros los seres humanos era que recibiésemos el amor que necesitamos en este ambiente protegido y a través de nuestros padres, que tenían como misión mostrarnos el amor de Dios Padre y enseñarnos el camino por el cual debíamos andar. En su rol profético (proclamar las bendiciones, edificar nuestra identidad, etc) y sacerdotal (llevarnos a Dios), nuestros padres tenían la misión de construir nuestra identidad y suplir nuestras necesidades de amor y protección.

Pero a pesar de que el plan de Dios fue perfecto, el pecado que entró en la humanidad fue tergiversando su propósito y el hombre se fue alejando de su perfecta voluntad. Eso conllevó a que aún desde el vientre, algunos padres comenzaran a traspasar a sus hijos rechazo en vez de aceptación y odio en vez de amor. Esta falta de amor desde la infancia se llama “déficit de amor”. El grado de déficit dependerá de cuán lejos haya estado ese hogar del perfecto plan de Dios.
Las consecuencias del déficit de amor son muchas, pero la más profunda es la dificultad que puede llegar a tener la persona que no recibió amor, para amar verdaderamente y recibir amor; esto se manifiesta en un problema de tipo social, dificultando sus relaciones interpersonales, laborales, de pareja, el futuro matrimonio, etc. También, a una persona con la imagen paternal y maternal afectada, puede resultarle difícil entender el amor de Dios, lo que puede acarrear problemas en su comunión íntima con Él.

Una vez que la herida de rechazo se introduce en la vida de una persona, comienzan a surgir dos problemas paralelos: el temor al rechazo y el auto-rechazo.

Temor al rechazo: Cuando se ha sufrido una herida emocional, existe la intención de prevenir heridas futuras. El temor a heridas adicionales le hace crear falsos mecanismos de defensa. Comienza a sospechar de las intenciones de los demás y a desarrollar desconfianza en sus motivos.

Auto-rechazo: Cuando una persona ha sufrido heridas de rechazo, es bien posible que comience a rechazarse a sí misma. Comienza a pensar que debe haber algún problema con ella para que la rechacen y que si tal vez fuera distinta sería aceptada. Tal vez el rechazo se haya manifestado en algún área específica, pero la persona puede llegar a generalizarlo o derivarlo a otras áreas. Ejemplo: Una mujer rechazada por su pareja, puede llegar a interpretarlo como un problema de apariencia y rechazar su aspecto considerándose fea.

El rechazo causa una herida, y esta herida puede llegar a ser una puerta abierta para la opresión del enemigo. Las raíces del rechazo pueden venir de:
· Concepción indeseada
· Fuera del matrimonio (producto de fornicación o adulterio)
· Muy temprana después del matrimonio
· Muy cercana al hijo anterior
· Por problemas financieros en la familia
· En medio de conflictos matrimoniales
· Planificación familiar completa
· Aborto como posibilidad o intento.
· Rechazo al niño por su sexo
· Por problemas físicos

Otros tipos de herida de rechazo:
· Rechazo por abandono o “sensación de abandono”
· Rechazo entre iguales (colegio - amistades)
· Rechazo en el matrimonio o por la pareja (novios - pololos)
· Rechazo en la Iglesia

La herida de rechazo puede producirse en cualquier etapa de la vida del individuo y por cualquier medio. Este rechazo que experimenta la persona le hará reaccionar de distintas maneras.
Quizás la consecuencia más notoria del rechazo en la vida de una persona sea el “déficit de amor” o carencia afectiva, que se produce en la vida de la persona a raíz de la negación del amor.
Este déficit podrá variar de una persona a otra y la respuesta será también distinta de una persona a otra. La intensidad o profundidad de este déficit también variará dependiendo de la cantidad y grado de heridas de rechazo que haya enfrentado la persona en su vida. Por supuesto, las personas que hayan sufrido el rechazo desde el vientre y repetidamente en la infancia hasta su edad adulta tendrán una carencia mayor que aquellos que fueron amados, deseados en el vientre, que fueron criados en hogares estables y que sólo experimentaron situaciones de rechazo tardíamente en su vida.

Una herida emocional produce dolor, y podríamos identificar entonces un ciclo que se produce en el corazón de la persona cada vez que experimenta el dolor emocional:

DOLOR > COMPENSACIÓN > PLACER > CULPA > DOLOR
Para aplacar el dolor que siente emocionalmente, recurrirá a algo que compense esa sensación de rechazo que siente, buscando “algo” que le provoque una sensación de placer, aunque sea momentánea. Estos podrían denominarse “analgésicos emocionales”, pues representan una forma de quitar temporalmente el dolor emocional que la persona experimenta.
Lamentablemente, debido a que estos analgésicos generalmente representan actitudes pecaminosas de una u otra manera, la persona experimenta placer momentáneo, pero de inmediato ese placer viene acompañado de culpabilidad por la mala acción, lo que provoca dolor nuevamente y entonces el ciclo vuelve a comenzar.

Analgésicos emocionales:
Algunos de ellos son:
· Comer por ansiedad (produce obesidad y el ciclo se mantiene)
· Dormir para huir
· Ver televisión
· Sexo como compensación
· Drogas
· Alcohol
· Internet
· Fumar
· Comprar compulsivamente
· Escuchar música
· Otros…
En realidad, todo aquello que hagamos con la finalidad de compensar el dolor de una herida, puede caer en la categoría de analgésico emocional. Algunas de estas cosas no representan un pecado en sí, si son administradas en la medida justa y si vienen en el contexto adecuado; pero se tornan una actitud pecaminosa cuando adquieren un lugar de importancia, tomando un lugar que debería ocupar Dios en nuestra vida y nos provocan dependencia (serán analizados en detalle en la próxima parte).

En este punto nos es necesario entender que toda HERIDA EMOCIONAL tiene su base en el engaño, pues nos aleja de la verdad de Dios, ya que aunque seamos rechazados efectivamente por nuestros seres queridos, la verdad es que no somos rechazados NUNCA por Dios, porque su amor es incondicional y permanece fiel independiente de las circunstancias. Lamentablemente a muchos el enemigo les ha hecho creer que son totalmente rechazados y que nadie les ama, profundizándoles así la herida del corazón.

OTROS TIPOS DE HERIDAS:
1. CAUSADAS POR ABUSO
a. Abuso Físico Sexual (Verbal o visual - Por defraudación - Manipulación - Deshonesto con violencia). Este tipo de herida produce en la persona: REBELIÓN, CULPA, IMPOTENCIA, VERGUENZA, ODIO, AUTO-RECHAZO.
b. Maltrato físico (Intrafamiliar - Externo). Produce en la víctima: REBELIÓN, IMPOTENCIA, RABIA, CULPA, SENTIMIENTO DE VENGANZA.
c. Abuso de autoridad (Padres autoritarios - Líderes eclesiásticos autoritarios - Empleadores déspotas - autoridades de gobierno). Produce en la víctima: IMPOTENCIA, REBELIÓN, RESENTIMIENTO, RENCOR, POR SER MOTIVADA POR MANIPULACIÓN.
d. Abuso Psicológico o emocional (con palabras - comparaciones) Produce en la víctima: RECHAZO, AUTOIMAGEN NEGATIVA, COMPARACIONES E INFERIORIDAD.

2. CAUSADAS POR ENGAÑO
· Respecto a Dios y su carácter
· Con el prójimo
3. CAUSADAS POR TOMAR EL DOLOR AJENO
4. CAUSADAS POR ENGAÑO O TRAICIÓN

Las heridas emocionales causadas por estos u otros motivos, afectan el corazón del ser humano, trayendo quebranto a su vida. En muchos casos las heridas causadas en edad temprana sin ser tratadas adecuadamente, llevan a la persona a crear sistemas de autodefensa y comenzar a construir su personalidad en torno a lo que ha ido percibiendo del mundo. En otros, han sufrido un “acomodo” y las personas han aprendido a vivir con esas “marcas”, llevándolas como heridas en su alma, pero nunca habiendo enfrentado verdaderamente un proceso de sanidad.
Dios desea sanar nuestras emociones dañadas, desea traer restauración en todas las áreas que fueron afectadas desde nuestra infancia.

CAMINO A LA SANIDAD…
En este caso, el camino a la libertad de las heridas emocionales está en estrecha relación con el AMOR. Así como la VERDAD es la que desbarata el ENGAÑO, el AMOR de Dios es el que cura las heridas del alma causadas por el RECHAZO, por el déficit de amor o por otros motivos que son consecuencia del deterioro del hombre.
La vía del AMOR es el camino que Dios nos muestra para ser sanados de las heridas emocionales. Esta vía del amor incluye tres aspectos:
· APRENDER A AMAR CON AMOR AGAPE
· PERDONAR A LOS QUE NOS HAN OFENDIDO O HERIDO, PARA SER LIBRES
· PEDIR PERDÓN A AQUELLOS QUE HEMOS AFECTADO Y RESTITUIR LAS HERIDAS QUE HEMOS CAUSADO.

Cuando tomamos este camino, estamos acercándonos a la Voluntad de Dios y Él completará la obra en nuestros corazones sanando nuestras emociones dañadas y restaurando nuestra relación con nosotros mismos, con nuestro prójimo y con Él mismo.

El mandamiento del Señor es “Ama a tu prójimo como a ti mismo” y en 1 Juan cita: ¿Cómo podemos amar a Dios a quien no hemos visto si no amamos a nuestro prójimo. Por tanto, el orden correcto es primero aprender a amarnos a nosotros mismos, luego aprender a amar al prójimo de tal manera que podamos realmente amar a Dios como corresponde.
El amor es la clave para la sanidad del alma, para la restauración de las emociones. En la medida que conozcamos el verdadero amor de Dios y lo practiquemos en nuestra vida, nuestros corazones serán sanados.

El conocimiento de Dios y el proceso de destrucción del engaño de nuestras mentes por medio de la renovación de nuestro entendimiento, será la base sobre la cual el Espíritu Santo podrá edificar. Al comenzar a comprender el verdadero propósito de Dios para nuestras vidas y comenzar a ver a Dios como realmente es y ya no más a través del velo que el enemigo tenía sobre nuestros ojos, comenzaremos a experimentar a Dios en forma personal y real en cada una de las áreas de nuestra vida y su carácter se hará tangible, especialmente en el proceso de sanidad de las heridas emocionales.
El llanto es una de las vías que Dios dejó para que nuestra alma pudiera ser sanada. Él ha prometido guardar cada una de esas lágrimas vertidas en una redoma, por lo tanto, debemos dejar que Dios sane nuestro corazón a través de las lágrimas y que coloque su bálsamo sobre nuestras heridas. Es necesario dejar que nuestra alma sea lavada del dolor, y que Dios restaure nuestro corazón quebrantado a través del llanto, principalmente cuando viene en el contexto de una ministración para sanidad.

1 comentario:

david gonzalez dijo...

bendiciones muy bueno !!! daviddanielgonzalez510hotmail.com