La Desilusión es un sentimiento muy común en todos nosotros, y se forja a raíz del fracaso en algo que esperábamos o algo por lo que luchábamos.
Muy por el contrario de lo que se piensa, la desilusión, es propósito de Dios es nuestras vidas; es decir, Dios tiene en sus planes que vivamos momentos de desilusión, pues a través de ellos aprenderemos valiosas lecciones para nuestras vidas en nuestro trato con Él.
En Éxodo 15, nos encontramos a Israel, muy animado (versos 1 al 21) con la victoria obtenida tras la derrota del Faraón y su ejército en el Mar Rojo. Los primeros versículos del capítulo nos presentan a un pueblo agradecido de Dios, que reconoce su Poder, su Soberanía y Supremacía sobre otros pueblos. Vemos a un pueblo que acaba de experimentar la dicha de una tremenda victoria, el gozo de la salvación de uno de los enemigos, y el gusto de haber vencido.
La visión de Dios, su carácter y poderío es tremenda. Acababan de evidenciar un tremendo milagro. Habían cruzado el Mar Rojo, en medio de las aguas, pero protegidos por 2 muros que impedían que las aguas les anegaran. ¡Qué maravilloso! ¡Qué tremendo Dios tenían! Sus emociones estaban en éxtasis. Aún saboreaban la victoria obtenida.
Pero a partir del versículo 22, se nos relata otra realidad. Al salir del lugar de la victoria, caminaron hacia el DESIERTO. Ese era el camino a seguir. Era Dios mismo el que les guiaba, y Dios, el mismo que les había dado tan grande victoria, ahora les dirigía hacia el desierto.
Habiendo pasado tres días de camino, y no habiendo hallado agua, los ánimos ya no eran los mismos. Pero en medio de esa sed, de su necesidad, encontraron un lugar llamado MARA... pero a pesar de haber encontrado agua allí, las aguas de ese lugar eran amargas, por lo que no las pudieron beber...
Allí comenzó la crisis. Comenzaron a MURMURAR... seguramente comenzaron a fantasear de que sería mejor haberse quedado en Egipto, que por lo menos allá tenían agua... Que para qué Dios los había librado del Mar Rojo, si los iba a dejar morirse de sed en el desierto... Que por qué Dios no hacía otro milagrito como el anterior... etc, etc.
Y fueron donde Moisés, y Moisés clamó a Dios y Dios le mostró un árbol que al echarlo a las aguas, éstas se endulzaron. En ese mismo lugar; MARA, Dios les dio estatutos y ordenanzas y la Biblia dice que les PROBÓ.
Si miramos este episodio desde una perspectiva cristiana personalizada, podemos aprender muchas valiosas lecciones para nuestra vida.
Primeramente, podemos entender que así como le sucedió a Israel, muchas veces la desilusión o decepción viene después de un gran episodio de victoria. Después de haber experimentado en forma clara y profunda el poder de Dios, viene este evento de decepción, donde nuestra fe es probada.
Es un tiempo de desierto, un tiempo de sequía, donde escasamente encontramos el agua necesaria, y donde nos sofoca el calor y se nos hace interminable la jornada en medio de las dunas de arena. En este tiempo, Dios nos parece como ausente, como sordo, pareciendo indiferente a nuestra necesidad... es un tiempo duro...
Allí nos sentimos agobiados por la necesidad... no vemos solución, no vemos puertas abiertas... y ¡Qué tristeza más grande, cuando encontramos un oasis, una posibilidad para hallar esa agua que tanto anhelamos y esas aguas son amargas!
En ese momento viene la desilusión, cuando teníamos puesta toda nuestra expectativa en aquello que esperábamos, aquellos que necesitábamos, y cuando estamos a punto de concretarlo, no era lo que esperábamos y el gusto dulce de la victoria, se transforma en el amargo sabor del fracaso.
Nuestra actitud puede ser distinta a la del pueblo; pero debido a que somos humanos, y andamos mucho por sentimientos, nuestras emociones se afectan por el fracaso y la desilusión. Nos sentimos dolidos, sentimos que nos fallaron. Algunos reaccionamos con rabia, otros con ira, con depresión, tristeza o simplemente con apatía.
Pero la misma historia nos muestra la salida; si es que en nuestra vida estamos pasando por un MARA, es decir, por un lugar de DESILUSION, de amargura. Allí, Moisés clamó a Dios, y Dios le mostró la forma para que esas aguas amargas se transformaran en aguas dulces.
Dios podía simplemente haber dicho la palabra y haber trasformado el agua, pero El sólo se limitó a mostrarle al pueblo la manera de hacer con que esas aguas amargas se transformaran en aguas bebibles.
Y en ese momento, en que se produjo la transformación de las aguas, y pudieron saciar su sed, Dios le habló, Dios les dijo lo que esperaba de ellos, lo que debían hacer.
Asimismo, cuando estamos viviendo en medio de MARA, cuando enfrentamos estos tiempos de desierto y amargura, es el momento oportuno para oír la voz de Dios, para estar atento a lo que Él nos quiere decir.
Es en el desierto que ÉL hablará a nuestro corazón. Él nos mostrará el camino a seguir, los pasos a dar. Todo esto, debido a que en estos tiempos de dolor, amargura y decepción, por el quebranto de nuestro corazón, estaremos más abiertos y sensibles a lo que Dios nos quiere decir o mostrar.
Dijimos que la Desilusión, o el tiempo de MARA en nuestras vidas, eran parte del plan de Dios para nuestras vidas; y es así, Dios desea hacernos pasar por estos lugares, por estas etapas de nuestra vida, por lo mismo expresado allí en Éxodo. En el versículo 25 b dice que les dio las ordenanzas y estatutos y allí les PROBÓ. Dios desea probarnos, desea ver hasta qué punto esa FE que profesábamos tener en Él después de la Gran Victoria, era tan firme, si acaso esa creencia en SU PODER y SOBERANÏA era basada en la emoción de lo acontecido o era algo de principio, de creencia.
También, en el versículo 26, Dios les dice que si ellos obedecen lo que El les está mandando, Él les traería sanidad, y les libraría de las plagas con las que había afligido a los habitantes de Egipto.
Si hoy estás viviendo un tiempo de MARA en tu vida... si estás afectado por la desilusión, por haber encontrado aguas amargas, cuando lo que realmente buscabas y esperabas eran dulces aguas que saciaran tu sed... si te sientes fracasado, decepcionado de todo y de todos, y no entiendes el por qué de todo lo que estás viviendo; Hoy vengo con una palabra de aliento para tu vida. Sí, porque a pesar de lo que estás viviendo, que parece sin sentido, debes saber que MARA, es propósito de Dios para tu vida. Dios te ha llevado allí con un propósito. Él podría haberte llevado directo a otro lugar, pero Él quiso que pasaras por allí, para que aprendieras que aún en la DESILUSIÓN Él está presente, y que en este momento, aunque todo parezca jugar en contra de Él, es que ÉL espera que tú permanezcas Fiel a ÉL y le creas a pesar de las circunstancias.
Lo que ÉL espera, además de tu perseverancia y fidelidad en medio de este tiempo amargo y duro, es que te hagas sensible a Su voz, y que te aferres a Él con todas tus fuerzas, a pesar de lo que te esté pasando. Que busques su rostro y pidas dirección.
ÉL te guiará para salir de Mara, ÉL te mostrará el camino para que aún esas aguas amargas y nauseabundas se transformen en aguas dulces. Él puede transformar este tiempo de amargura en bendición. Él te promete, que te mostrará el camino que debes andar, te mostrará sus estatutos a seguir, y que si los cumples, traerá sanidad para ti, tu tierra y te librará de las plagas de maldición.
Pero lo más hermoso, es que en el versículo 27, se nos relata que posteriormente a MARA, Dios llevó a Israel a otro lugar, llamado ELIM (Roble). Ese lugar, era el que ellos habían soñado desde el principio, ese era el que esperaban. Allí había 12 fuentes de aguas y setenta palmeras. Había agua suficiente para cada tribu, para dar y sobrar, había sombra y frutos.
Si te sientes tan agobiado por el dolor de la desilusión, por estar aún en medio de MARA, ten ánimo, pues luego de MARA viene ELIM. NO te desanimes, Mara es sólo el paso para Elim. Lo importante es que apruebes, que aprendas a oír, y que dejes que Dios te guíe para transformar aún esa amargura en algo dulce. La clave está en la actitud del corazón.
¡Que Dios te bendiga!¡Alaba y agradece a Dios por este MARA en tu vida! Y espera pacientemente que dentro de poco, llegarás a tu ELIM.
Muy por el contrario de lo que se piensa, la desilusión, es propósito de Dios es nuestras vidas; es decir, Dios tiene en sus planes que vivamos momentos de desilusión, pues a través de ellos aprenderemos valiosas lecciones para nuestras vidas en nuestro trato con Él.
En Éxodo 15, nos encontramos a Israel, muy animado (versos 1 al 21) con la victoria obtenida tras la derrota del Faraón y su ejército en el Mar Rojo. Los primeros versículos del capítulo nos presentan a un pueblo agradecido de Dios, que reconoce su Poder, su Soberanía y Supremacía sobre otros pueblos. Vemos a un pueblo que acaba de experimentar la dicha de una tremenda victoria, el gozo de la salvación de uno de los enemigos, y el gusto de haber vencido.
La visión de Dios, su carácter y poderío es tremenda. Acababan de evidenciar un tremendo milagro. Habían cruzado el Mar Rojo, en medio de las aguas, pero protegidos por 2 muros que impedían que las aguas les anegaran. ¡Qué maravilloso! ¡Qué tremendo Dios tenían! Sus emociones estaban en éxtasis. Aún saboreaban la victoria obtenida.
Pero a partir del versículo 22, se nos relata otra realidad. Al salir del lugar de la victoria, caminaron hacia el DESIERTO. Ese era el camino a seguir. Era Dios mismo el que les guiaba, y Dios, el mismo que les había dado tan grande victoria, ahora les dirigía hacia el desierto.
Habiendo pasado tres días de camino, y no habiendo hallado agua, los ánimos ya no eran los mismos. Pero en medio de esa sed, de su necesidad, encontraron un lugar llamado MARA... pero a pesar de haber encontrado agua allí, las aguas de ese lugar eran amargas, por lo que no las pudieron beber...
Allí comenzó la crisis. Comenzaron a MURMURAR... seguramente comenzaron a fantasear de que sería mejor haberse quedado en Egipto, que por lo menos allá tenían agua... Que para qué Dios los había librado del Mar Rojo, si los iba a dejar morirse de sed en el desierto... Que por qué Dios no hacía otro milagrito como el anterior... etc, etc.
Y fueron donde Moisés, y Moisés clamó a Dios y Dios le mostró un árbol que al echarlo a las aguas, éstas se endulzaron. En ese mismo lugar; MARA, Dios les dio estatutos y ordenanzas y la Biblia dice que les PROBÓ.
Si miramos este episodio desde una perspectiva cristiana personalizada, podemos aprender muchas valiosas lecciones para nuestra vida.
Primeramente, podemos entender que así como le sucedió a Israel, muchas veces la desilusión o decepción viene después de un gran episodio de victoria. Después de haber experimentado en forma clara y profunda el poder de Dios, viene este evento de decepción, donde nuestra fe es probada.
Es un tiempo de desierto, un tiempo de sequía, donde escasamente encontramos el agua necesaria, y donde nos sofoca el calor y se nos hace interminable la jornada en medio de las dunas de arena. En este tiempo, Dios nos parece como ausente, como sordo, pareciendo indiferente a nuestra necesidad... es un tiempo duro...
Allí nos sentimos agobiados por la necesidad... no vemos solución, no vemos puertas abiertas... y ¡Qué tristeza más grande, cuando encontramos un oasis, una posibilidad para hallar esa agua que tanto anhelamos y esas aguas son amargas!
En ese momento viene la desilusión, cuando teníamos puesta toda nuestra expectativa en aquello que esperábamos, aquellos que necesitábamos, y cuando estamos a punto de concretarlo, no era lo que esperábamos y el gusto dulce de la victoria, se transforma en el amargo sabor del fracaso.
Nuestra actitud puede ser distinta a la del pueblo; pero debido a que somos humanos, y andamos mucho por sentimientos, nuestras emociones se afectan por el fracaso y la desilusión. Nos sentimos dolidos, sentimos que nos fallaron. Algunos reaccionamos con rabia, otros con ira, con depresión, tristeza o simplemente con apatía.
Pero la misma historia nos muestra la salida; si es que en nuestra vida estamos pasando por un MARA, es decir, por un lugar de DESILUSION, de amargura. Allí, Moisés clamó a Dios, y Dios le mostró la forma para que esas aguas amargas se transformaran en aguas dulces.
Dios podía simplemente haber dicho la palabra y haber trasformado el agua, pero El sólo se limitó a mostrarle al pueblo la manera de hacer con que esas aguas amargas se transformaran en aguas bebibles.
Y en ese momento, en que se produjo la transformación de las aguas, y pudieron saciar su sed, Dios le habló, Dios les dijo lo que esperaba de ellos, lo que debían hacer.
Asimismo, cuando estamos viviendo en medio de MARA, cuando enfrentamos estos tiempos de desierto y amargura, es el momento oportuno para oír la voz de Dios, para estar atento a lo que Él nos quiere decir.
Es en el desierto que ÉL hablará a nuestro corazón. Él nos mostrará el camino a seguir, los pasos a dar. Todo esto, debido a que en estos tiempos de dolor, amargura y decepción, por el quebranto de nuestro corazón, estaremos más abiertos y sensibles a lo que Dios nos quiere decir o mostrar.
Dijimos que la Desilusión, o el tiempo de MARA en nuestras vidas, eran parte del plan de Dios para nuestras vidas; y es así, Dios desea hacernos pasar por estos lugares, por estas etapas de nuestra vida, por lo mismo expresado allí en Éxodo. En el versículo 25 b dice que les dio las ordenanzas y estatutos y allí les PROBÓ. Dios desea probarnos, desea ver hasta qué punto esa FE que profesábamos tener en Él después de la Gran Victoria, era tan firme, si acaso esa creencia en SU PODER y SOBERANÏA era basada en la emoción de lo acontecido o era algo de principio, de creencia.
También, en el versículo 26, Dios les dice que si ellos obedecen lo que El les está mandando, Él les traería sanidad, y les libraría de las plagas con las que había afligido a los habitantes de Egipto.
Si hoy estás viviendo un tiempo de MARA en tu vida... si estás afectado por la desilusión, por haber encontrado aguas amargas, cuando lo que realmente buscabas y esperabas eran dulces aguas que saciaran tu sed... si te sientes fracasado, decepcionado de todo y de todos, y no entiendes el por qué de todo lo que estás viviendo; Hoy vengo con una palabra de aliento para tu vida. Sí, porque a pesar de lo que estás viviendo, que parece sin sentido, debes saber que MARA, es propósito de Dios para tu vida. Dios te ha llevado allí con un propósito. Él podría haberte llevado directo a otro lugar, pero Él quiso que pasaras por allí, para que aprendieras que aún en la DESILUSIÓN Él está presente, y que en este momento, aunque todo parezca jugar en contra de Él, es que ÉL espera que tú permanezcas Fiel a ÉL y le creas a pesar de las circunstancias.
Lo que ÉL espera, además de tu perseverancia y fidelidad en medio de este tiempo amargo y duro, es que te hagas sensible a Su voz, y que te aferres a Él con todas tus fuerzas, a pesar de lo que te esté pasando. Que busques su rostro y pidas dirección.
ÉL te guiará para salir de Mara, ÉL te mostrará el camino para que aún esas aguas amargas y nauseabundas se transformen en aguas dulces. Él puede transformar este tiempo de amargura en bendición. Él te promete, que te mostrará el camino que debes andar, te mostrará sus estatutos a seguir, y que si los cumples, traerá sanidad para ti, tu tierra y te librará de las plagas de maldición.
Pero lo más hermoso, es que en el versículo 27, se nos relata que posteriormente a MARA, Dios llevó a Israel a otro lugar, llamado ELIM (Roble). Ese lugar, era el que ellos habían soñado desde el principio, ese era el que esperaban. Allí había 12 fuentes de aguas y setenta palmeras. Había agua suficiente para cada tribu, para dar y sobrar, había sombra y frutos.
Si te sientes tan agobiado por el dolor de la desilusión, por estar aún en medio de MARA, ten ánimo, pues luego de MARA viene ELIM. NO te desanimes, Mara es sólo el paso para Elim. Lo importante es que apruebes, que aprendas a oír, y que dejes que Dios te guíe para transformar aún esa amargura en algo dulce. La clave está en la actitud del corazón.
¡Que Dios te bendiga!¡Alaba y agradece a Dios por este MARA en tu vida! Y espera pacientemente que dentro de poco, llegarás a tu ELIM.
4 comentarios:
Gracias, pero si me siento muy DESANIMADO, mi Hijita, mi bebecita de 8 meses ya lleva 2 meses internada en el hospital con una enfermedad de su higado, NO TENGO TRABAJO Y NO TENGO DINERO, tengo muchisimas deudas, le pido a DIOS su ayuda y su bendición y no obtengo respuesta y ¿Que le digo al banco??? ya estoy muy endeudado. Mi Hija aun NO sabe ni hablar y solo conoce muy bien el dolor, el sufrimiento, las lagrimas, la tristeza y ya a estado muy cerca de la muerte. Me da temor hablar de estas cosas porque talvez DIOS se enoje y mevalla peor, y ahora sea mas castigo.
No me gusta ''ENDEUDARME'' y ni pedir dinero prestado...pero necesitaba dinero para dar de comer a mi Esposa y a mi Hija, para pagarle a los medicos, las medicinas, los tratamientos, la ropa, el transporte, la gasolina del coche etc.
Deudas, deudas y más deudas, ¿cuando las pagare??? necesito Trabajo y que el trabajo sea estable para tener dinero y pagar mis deudas, pero bueno, así las cosas. Buenas noches.
Hola Antonio, leí tu comentario y que momentos tan difíciles estabas pasando, como estas ahorita? como esta tu pequeña?
Muy triste y doloroso no hay nada peor que una desilusion cuesta mucho seguir adelante despues de algo asia
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